BEISBOL EN AZUL:Los sensacionales de Oakland.

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Pudiera parecer que cada temporada es necesario hablar sobre el gran desempeño de los Atléticos de Oakland. El punto es que este equipo se las arregla año tras año para poner sobre la mesa elementos que causen simpatía y seguimiento.

Antes de iniciar la jornada del miércoles, Oakland tenía el mejor record de las mayores (29-16) y el mejor diferencial de carreras (un mayúsculo +99). Lo interesante del caso es que, basado en ese diferencial, los Atléticos deberían tener mejor foja.

Hace muchos años, Bill James, padre de la Sabermetría e importante ejecutivo de los Medias Rojas de Boston, descubrió una fórmula que puede arrojar de forma muy certera el porcentaje de victorias de un equipo: CA²/ (CA² + CP²). CA es carreras anotadas y CP es carreras permitidas.

Si se multiplica el resultado que arroja esa fórmula por la cantidad de juegos que lleva Oakland (45 hasta el miércoles), se podría tener un record estimado de la escuadra. Basado en estos cálculos, los Atléticos deberían tener 33 victorias y 12 derrotas. Aunque no es así, su actualidad es muy parecida a ese escenario.

Unas de las claves para el escuadrón dirigido por Bob Melvin ha sido el “approach” (enfoque) que han presentado los bateadores.

Entre los equipos de la Liga Americana, Oakland es líder en porcentaje de transferencias (11%); líder en carreras anotadas (238); líder en OPS ajustado (117); líder en porcentaje de embasarse (.344); tercero en poder aislado, estadística que sirve para medir capacidad de batear extrabases (.160); cuarto en slugging; líder en pitcheos vistos; tercer menor porcentaje de swings a pitcheos fuera de la zona (25.1%) y súmele que es el conjunto más efectivo robando bases (90% de éxito ß así si es válido robar bases).

Luego de tantos datos positivos, vamos a englobar cuatro de ellos: porcentaje de transferencias, OBP, pitcheos vistos y swings a lanzamientos fuera de la zona.

Considero que hay que darle mucho crédito al trabajo realizado por Chilli Davis, coach de bateo de la novena. Es cierto que la gerencia es la que se lleva toda la atención por ser la que coloca esas piezas, por evaluarlas correctamente e identificar que SI pueden hacer esos peloteros de poco nombre (habilidades que tengan).

Sin embargo, Davis tiene mucho mérito por formar en este grupo una mentalidad de tener paciencia en el plato, batallar cada turno, dejar pasar lanzamientos malos o difíciles y esperar el pitcheo correcto para batear.

Tener este tipo enfoque no solo lleva a un equipo a colocar los numeritos que ya hemos mencionado, sino a detalles que son fundamentales en el beisbol: muchos conteos profundos, lo cual provoca que el pitcher abridor contrario entre en un cantidad alta de lanzamientos y tenga que salir temprano de juego, lo que conlleva a que el bullpen rival entre a la acción antes de tiempo.

Situaciones como esta son fundamentales durante una serie de tres o cuatro partidos. Si un combinado logra que el abridor rival sea relevado temprano en los dos primeros juegos debido a muchos pitcheos antes de un quinto inning, por ejemplo, el bullpen ya lleva una carga de trabajo no deseada.

Algunos relevistas importantes podrían estar tirando en días consecutivos, no estando disponibles para el tercer e incluso cuarto encuentro de la serie, o el capataz obligado a utilizar a hombres poco confiables en situaciones difíciles debido a que no cuenta con algunos brazos. Eso es algo que estos muchachos han logrado con frecuencia esta temporada.

Ver muchos pitcheos y anotar muchas carreras van muy de la mano. Frecuentemente, los planteles que más pitcheos ven por apariciones al plato están entre los líderes en carreras anotadas.

En la actualidad, limitado al joven circuito, Oakland tiene a cinco bateadores entre los primeros 53 que más lanzamientos ven por apariciones: Alberto Callaspo (4.13), Josh Donaldson (3.95), Jed Lowrie (3.94), Yoenis Cespedes (3.84) y Josh Reddick (3.84).

Con respecto al bajo porcentaje de swings a pitcheos fuera de la zona, esto demuestra la idea clara y el valor que le da el equipo a embasarse. Esa capacidad mostrada para conectar extrabases viene precisamente de este punto: esperar el pitcheo que buscas, y en la zona que quieres, o aprovechar un error del lanzador, para poder lograr un sólido contacto. Tener conocimiento de la zona de strikes puede devenir en grandes resultados.

Tambien, un tópico que ha sido de gran beneficio para los Atléticos es el uso de los platoons (¿Cuándo los empezaremos a ver con mayor frecuencia en la liga dominicana?).

En la receptoría, el conjunto tiene un platoon entre John Jaso y Derek Norris. Estos dos jugadores han convertido a la posición número dos de Oakland como la de mejor ofensiva en toda la Gran Carpa: .309/.411/.495 (wOBA .399; 159 como carreras creadas ajustadas y 14.5% transferencias). Mientras que en el jardín central, han contado con una aceptable labor de Coco Crisp y Craig Gentry.

Por el lado del pitcheo, los Atléticos empezaron la campaña con una gran incógnita y con la percepción pública de que “la magia” había terminado. Perdieron a Jarrod Parker, su abridor número uno, y a A.J Griffin por lesiones y tuvieron que acudir a figuras inesperadas.

De ahí la importancia de entrar a la temporada con siete u ocho opciones para abrir juegos: nunca se sabe cuando las lesiones van a llegar, o cualquier otra situación negativa, y tienes que estar resguardado.

De la nada salió un Jesse Chávez, quien luego de varios años dando tumbos como relevista en la Gran Carpa, se ha convertido en uno de los mejores abridores de la liga en estos primeros meses.

Quizás alcanzó la madurez como jugador, ya conoce lo que puede hacer, como sacar provecho de sus habilidades o un mejor plan antes de cada juego. Sea la razón que sea, Jesse ha sido solido para la novena al igual que Sonny Gray, Scott Kazmir, Drew Pomeranz y Tommy Milone.

Curt Young, coach de pitcheo, al igual que Chilli Davis, también merece mención por cómo ha trabajado con la rotación y el bullpen, este ultimo mostrando un total dominio en los primeros 45 juegos.

Antes de terminar, quisiera brindar el siguiente dato: de los jugadores de ofensiva que hay en roster en la actualidad, NINGUNO fue drafteado por Oakland. El único que se puede considerar como original de la organización es Yoenis Cespedes (firma agente libre internacional).

Del cuerpo de pitchers, solo tres subieron a través del sistema minoritario de Oakland: Gray, Doolittle y Straily.

Esto quiere decir que de 25 jugadores en roster activo, solo el 12% fue firmado y desarrollado por los Atléticos.
Ahí está una de las fortalezas de la gerencia de este equipo: capacidad para evaluar lo que SI puede hacer cada jugador (vía cambio o agente libre), ver lo que los demás no ven y aprovechar lo que otros dejan pasar.

Por Daniel Rufenacht
@druf1

Sacrificar el toque.

Hermida_Bunting

La columna de esta semana está motivada por un comentario que realizó Mitch Williams, ex relevista de Grandes Ligas, en MLB Network la noche del lunes 28. Williams, a quien Joe Carter le disparó el jonrón ganador de la Serie Mundial de 1993, expresó que “el toque de bola crea más innings grandes que cualquier otra cosa”. Es obvio que Mitch no se ha enterado de la poca valía del toque.

Aunque su ejecución ha ido en descenso, el toque de sacrificio todavía tiene cierto nivel de popularidad dentro del béisbol. El hecho de que ya no se produzca tanto como antes se debe a que varias organizaciones han decidido hacer un cambio, jugar más inteligente y hacer uso de datos precisos que muestran el daño que provoca el toque a una ofensiva.

Usemos la lógica: lo más importante que tiene un equipo son sus 27 outs. Por consiguiente, usted debe evitar regalárselos al contrario. Recuerde que un inning tiene tres outs. ¿Para qué regalar uno si solo dispongo de tres? Claramente estoy mermando mis oportunidades.

Seria fácil utilizar este espacio y tratar de demostrar, en base a palabras, que el toque sacrifica la ofensiva. Pero, por suerte, existe información fehaciente que revela que dejar batear al jugador, en vez de entregar un out con un toque, aumenta la expectativa de anotar una carrera.

De acuerdo a datos de Baseball Prospectus sobre la temporada 2013, los equipos tuvieron un 22.8% mayor de oportunidad de anotar una carrera con corredor en primera y sin outs que con un corredor en segunda y un out. Sencillo: es más fácil lograr una carrera con corredor en la inicial, sin outs y dejar que el bateador haga swing, en lugar de la opción mover al corredor de primera a segunda y regalar un out.

En el 2013, con corredor en primera y sin outs, los equipos tuvieron un 0.83 como número promedio de carreras anotadas bajo esta situación. Con corredor en segunda y un out, ese promedio de carreras bajó a 0.64.

Veamos otro escenario de “posibilidad” de toque de sacrificio: con corredores en primera y segunda y sin outs, los conjuntos tuvieron un 9.21% mayor de chance de anotar carrera en lugar de con corredores en segunda y tercera y un out.

Durante la campaña pasada, el número promedio de carreras anotadas con corredores en 1ra-2da y sin outs fue 1.41, mientras que con corredores en 2da-3ra y un out fue de 1.28.

Llevemos la muestra a la estación 2012: con corredor en primera y sin outs, las novenas tuvieron un 24.4% mayor de éxito de anotar dejando al bateador hacer swing en vez de moviendo al corredor a segunda con un toque. En tanto, con corredores en primera y segunda y sin outs, hubo un 10.4% mayor de oportunidad de anotar que con corredores en segunda y tercera y un out.

Es importante dejar establecido que no estamos diciendo que el toque de sacrificio nunca debe ser utilizado. El toque tiene su momento, pero no tan temprano en el juego como vemos con frecuencia en Grandes Ligas y en la pelota invernal (¡Uyyy, principalmente en esta! En nuestra liga, en el primer o segundo episodio ya están sacrificando un bate y, muchas veces, uno de importancia en el lineup).

¿De qué sirve mover un corredor a la intermedia, regalando un out, en un segundo o tercer inning? Eso es cerrarse a jugar para una carrera cuando todavía no sabes qué tipo de jornada tendrá tu lanzador abridor o como pueden desempeñarse tus bates.

Desde mi punto de vista, el toque de sacrificio entra al escenario cuando ese corredor que estoy moviendo me brinda alta posibilidad de lograr la victoria. Es decir, usarlo en el tramo final del partido.

Aunque su uso también depende del hombre que tenga en el plato y de otras circunstancias: no puedo desperdiciar el turno de uno de mis principales bateadores, siendo alguien que me puede decidir el partido con un “palo”.

Tampoco puedo darme el lujo de tocar, para mover al corredor a segunda, al mejor bateador que tengo en el inning y que luego le den transferencia intencional a mi segundo mejor bateador de la entrada porque ahí mismo perdí a mis dos mejores armas.

Por otro lado, el uso excesivo del toque de sacrificio no solo perjudica las oportunidades de anotar, sino también la elaboración de una alineación. Está demostrado que los dos mejores bateadores de un equipo tienen que estar en los puestos dos y cuatro en un lineup.

Sin embargo, la creencia tradicional tiene bateando como segundo a un hombre que sepa tocar o pueda mover al abridor. El segundo bate es FUNDAMENTAL en la ofensiva de una escuadra: desperdiciarlo tocando, haciendo bateo y corrido, y demás, es jugar en tu contra.

Varios equipos ya han asimilado tener a su mejor hombre bateando de segundo (Mike Trout lo hace con los Angelinos;

Joey Votto en muchas ocasiones con los Reds; Nelson Cruz ha sido el mejor bateador de Baltimore, hasta el momento, y su mayor cantidad de turnos ha sido en ese puesto), como también otros han entendido que el toque de sacrificio no es tan valioso como se cree.

La mejor forma de “crear más innings grandes”, como dice Mitch Williams, es ver como un tesoro los 27 outs que se tienen disponibles y no regalarlos.

Por Daniel Rufenacht