Sacrificar el toque.

Hermida_Bunting

La columna de esta semana está motivada por un comentario que realizó Mitch Williams, ex relevista de Grandes Ligas, en MLB Network la noche del lunes 28. Williams, a quien Joe Carter le disparó el jonrón ganador de la Serie Mundial de 1993, expresó que “el toque de bola crea más innings grandes que cualquier otra cosa”. Es obvio que Mitch no se ha enterado de la poca valía del toque.

Aunque su ejecución ha ido en descenso, el toque de sacrificio todavía tiene cierto nivel de popularidad dentro del béisbol. El hecho de que ya no se produzca tanto como antes se debe a que varias organizaciones han decidido hacer un cambio, jugar más inteligente y hacer uso de datos precisos que muestran el daño que provoca el toque a una ofensiva.

Usemos la lógica: lo más importante que tiene un equipo son sus 27 outs. Por consiguiente, usted debe evitar regalárselos al contrario. Recuerde que un inning tiene tres outs. ¿Para qué regalar uno si solo dispongo de tres? Claramente estoy mermando mis oportunidades.

Seria fácil utilizar este espacio y tratar de demostrar, en base a palabras, que el toque sacrifica la ofensiva. Pero, por suerte, existe información fehaciente que revela que dejar batear al jugador, en vez de entregar un out con un toque, aumenta la expectativa de anotar una carrera.

De acuerdo a datos de Baseball Prospectus sobre la temporada 2013, los equipos tuvieron un 22.8% mayor de oportunidad de anotar una carrera con corredor en primera y sin outs que con un corredor en segunda y un out. Sencillo: es más fácil lograr una carrera con corredor en la inicial, sin outs y dejar que el bateador haga swing, en lugar de la opción mover al corredor de primera a segunda y regalar un out.

En el 2013, con corredor en primera y sin outs, los equipos tuvieron un 0.83 como número promedio de carreras anotadas bajo esta situación. Con corredor en segunda y un out, ese promedio de carreras bajó a 0.64.

Veamos otro escenario de “posibilidad” de toque de sacrificio: con corredores en primera y segunda y sin outs, los conjuntos tuvieron un 9.21% mayor de chance de anotar carrera en lugar de con corredores en segunda y tercera y un out.

Durante la campaña pasada, el número promedio de carreras anotadas con corredores en 1ra-2da y sin outs fue 1.41, mientras que con corredores en 2da-3ra y un out fue de 1.28.

Llevemos la muestra a la estación 2012: con corredor en primera y sin outs, las novenas tuvieron un 24.4% mayor de éxito de anotar dejando al bateador hacer swing en vez de moviendo al corredor a segunda con un toque. En tanto, con corredores en primera y segunda y sin outs, hubo un 10.4% mayor de oportunidad de anotar que con corredores en segunda y tercera y un out.

Es importante dejar establecido que no estamos diciendo que el toque de sacrificio nunca debe ser utilizado. El toque tiene su momento, pero no tan temprano en el juego como vemos con frecuencia en Grandes Ligas y en la pelota invernal (¡Uyyy, principalmente en esta! En nuestra liga, en el primer o segundo episodio ya están sacrificando un bate y, muchas veces, uno de importancia en el lineup).

¿De qué sirve mover un corredor a la intermedia, regalando un out, en un segundo o tercer inning? Eso es cerrarse a jugar para una carrera cuando todavía no sabes qué tipo de jornada tendrá tu lanzador abridor o como pueden desempeñarse tus bates.

Desde mi punto de vista, el toque de sacrificio entra al escenario cuando ese corredor que estoy moviendo me brinda alta posibilidad de lograr la victoria. Es decir, usarlo en el tramo final del partido.

Aunque su uso también depende del hombre que tenga en el plato y de otras circunstancias: no puedo desperdiciar el turno de uno de mis principales bateadores, siendo alguien que me puede decidir el partido con un “palo”.

Tampoco puedo darme el lujo de tocar, para mover al corredor a segunda, al mejor bateador que tengo en el inning y que luego le den transferencia intencional a mi segundo mejor bateador de la entrada porque ahí mismo perdí a mis dos mejores armas.

Por otro lado, el uso excesivo del toque de sacrificio no solo perjudica las oportunidades de anotar, sino también la elaboración de una alineación. Está demostrado que los dos mejores bateadores de un equipo tienen que estar en los puestos dos y cuatro en un lineup.

Sin embargo, la creencia tradicional tiene bateando como segundo a un hombre que sepa tocar o pueda mover al abridor. El segundo bate es FUNDAMENTAL en la ofensiva de una escuadra: desperdiciarlo tocando, haciendo bateo y corrido, y demás, es jugar en tu contra.

Varios equipos ya han asimilado tener a su mejor hombre bateando de segundo (Mike Trout lo hace con los Angelinos;

Joey Votto en muchas ocasiones con los Reds; Nelson Cruz ha sido el mejor bateador de Baltimore, hasta el momento, y su mayor cantidad de turnos ha sido en ese puesto), como también otros han entendido que el toque de sacrificio no es tan valioso como se cree.

La mejor forma de “crear más innings grandes”, como dice Mitch Williams, es ver como un tesoro los 27 outs que se tienen disponibles y no regalarlos.

Por Daniel Rufenacht

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