Presidente del Licey invoca a Dios y dedica la corona 22 a su padre

Por DiMaggio Abreu
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SANTIAGO,-(Licey.com).- “La gloria es de Dios, la gloria es de Dios”, proclamó en su euforia el presidente de los Tigres del Licey, Miguel Ángel Fernández, al recibir la copa Banco BHD-León que acredita al más grande conjunto del béisbol invernal dominicano como campeón del certamen 2016-2017, “Alejando “Chito” Asmar Sánchez.

“Sin Dios, nunca hubiéramos podido llegar a donde llegamos hoy”, continuó Fernández, que luego pidió a toda voz “un aplauso para papá Dios”, cuya invocación se asumió todo el elenco como slogan en medio de la celebración por el éxito que acababa de coronar por ocasión 22 y que lo ratifica como el máximo ganador de la pelota profesional quisqueyana, que inició en verano de 1951 y que cambió al otoño-invierno en 1955-56.

De inmediato otorgó todo el mérito a los jugadores, a cuerpo de coaches (que al final terminó comandado por Audo Vicente, quien sustituyó a Pat Kelly); al gerente general (Junior Noboa) y a la directiva del Club Atlético Licey.

“Le quiero dedicar este trofeo a don José Manuel Fernández, mi padre, expresidente de los Tigres, que está viendo este triunfo del glorioso, y a toda nuestra fanaticada; bendiciones y Licey campeón”, terminó un exultante Fernández, luego de recibir la copa de campeón del presidente de la LiDom, Leonardo Matos Berrido; junto a Irving Isidor y Ángel Gil, ejecutivos del Banco BHD-León, patrocinador del certamen. Estuvieron acompañados por Chito Asmar.

Antes, en medio de la celebración por el triunfo en el decisivo noveno juego y en casa ajena, el estadio Cibao de las Águilas Cibaeñas, el más enconado rival y al que le saca dos coronas de ventaja (22 a 20), el presidente del Licey dio crédito a todos los jugadores, de los que dijo “siempre estuvieron entregados a la causa”.

Fernández, que en sus dos primeros años como presidente el conjunto alcanzó la final, describió su alegría por el triunfo como “indescriptible” y aseveró que todo el equipo siempre mantuvo la confianza de que saldría victorioso de la final.

Insistió en que la conquista del campeonato se la debe a la gracia de Dios, por ayudar a superar todos los obstáculos que encaró camino a la corona.

“Todo el tiempo estuvimos confiados de la victoria, una corona que conseguimos por la gracia de Dios, que nos trajo de la penumbra hasta el título”, matizó en medio de la euforia colectiva que envolvió a jugadores, directivos, coaches y los mienbros de operaciones de béisbol y personal que se dio cita al gran espectáculo.

“Nuestros jugador más valioso fue Jesucristo; toda la gloria es de Dios”, pronunció en entrevista antes de la entrega del trofeo, cuando también dedicó la corona a su señor padre.

“Este triunfo es tuyo viejo”, dijo desde allí a don José Manuel Fernández, quien presidió al glorioso conjunto entre 1995 y 1997. Forman la única pareja padre-hijo el presidir al conjunto fundado en 1907.

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