El juego que nadie quería perder

Por Alfredo Villasmil Franceschi
Prensa@licey.com
SANTO DOMINGO (Licey.com),-Son las 7:46 de la mañana, aún no terminamos de reponer fuerzas. El agotamiento es tan grande como el de los peloteros. De hecho, fuimos a dormir cuando ya no podíamos más. Eran casi las dos de la mañana. Han sido 12 innings y medio, 23 entradas delirantes.
Queríamos saber quién había vencido. Pero nadie ha ganado, nadie. La lluvia dictaminó que ya entrada la madrugada había de dejarla correr a sus anchas por ese mundo almibarado que siempre le ha pertenecido. Por eso estuvo danzando por casi hora y media, comenzó su baile de gotas fuertes al filo de la medianoche, hasta que decidió arreciar, tomar el mando de la situación, y se detuvo el compromiso.
No pudo ser mejor ni más emocionante todo. Un cerazo, así mismo, un cerazo, sacado por Lisalverto Bonilla hizo que continuara la agonía. La pizarra marcaba 5-5. Iban a seguir el compromiso, le tocaba batear al Licey, mas los planes de la naturaleza eran otros.
No se podía jugar en aquel pantano. Porque el escenario pasó de ser un campo de beisbol a un pantano. Por eso detuvieron el compromiso hasta que amainó. Salieron a ver el terreno. Más espera, condiciones incómodas, horario cruel, era tan tarde, tan grande el cansancio, que movieron la continuación para este sábado 18 de enero a las 7:30 de la noche, en el mismo escenario. Reanudar a las 4 de la mañana era un sinsentido.
Y es que este es un juego de vida o muerte. El llamado Coloso del ensanche La Fe, el estadio Quisqueya Juan Marichal, es el escenario de este acontecimiento. Beisbol y muerte súbita. Muerte súbita y beisbol. Los dos clubes más exitosos de la República Dominicana tantearon (y tantean) la suerte ejecutando buenas jugadas y mejores batazos. Los lanzadores, salvo dos o tres resbalones, fueron quienes coparon la escena. La emoción tomó niveles de apoteosis, era tan bueno todo aquello… ¿Por qué tenía que llover? ¡Nadie sabe!
Las mismas condiciones se aplicarán para la continuación del compromiso. Quizá durará media hora todo aquello. Si Licey anota, todo se acaba y es el contrincante de los Toros del Este, quien apoltronados en su sede han visto cómo se desgasta su rival. Ellos esperan tranquilos en el corral.
Si Licey no anota continuará la batalla. Seguirán sorteado obstáculos cada una de las dos novenas y continuará esa agonía en la que tienen a todo un país. Esta será la espera más grande, la agonía más prolongada de la historia deportiva reciente.
Esperemos a ver qué sucede. Hoy es la cita.

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