Pedro Martínez llegó a la gloria: Cooperstown.

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Y allí en la ceremonia de exaltación resaltó a su compatriota don Juan Marichal, quien ha sido un insigne representante de la dominicanidad en el Salón de Fama del béisbol de Grandes Ligas.

Visiblemente emocionado, parecía que acababa de ganar una Serie Mundial, Pedro rompió todo el protocolo cuando bailó a ritmo de merengue, saltaba, miraba para todos los lados desbordando alegría y orgullo patrio. Y llamó a uno de sus ídolos, don Juan Marichal, para, en medio de una gran ovación del público, tomarse una foto con la bandera dominicana.

Pedro recordó que “Quería darle el reconocimiento que Marichal no tuvo la oportunidad de recibir. Se me ocurrió esta mañana (ayer) y aunque rompí el protocolo, me siento feliz por haberlo hecho”.

El proceder del astro dominicano se justifica por el hecho de que, mientras la carrera de Martínez transcurrió en la era de la comunicación masiva, con transmisiones de todos los partidos por televisión, internet y las redes sociales, la de Marichal ocurrió entre 1960 y 1975 cuando los dominicanos debían conformarse con algunas transmisiones radiales y crónicas atrasadas en los periódicos, de acuerdo a los reportes de los medios de comunicación que asistieron al ceremonial de Cooperstown.

La familia

Pedro puso énfasis en destacar para el mundo la importancia de su familia.

Habló de sus padres y sus orígenes humildes del muchacho que nació y se crió en el pueblecito de Manoguayabo.

Doña Leopoldina, la madre de Pedro el grande, estaba presente y Pedro compartió la alegría de su progenitora cuando la miró varias veces y la elogió por su gran apoyo y formación a sus hermanos y a él.

También destacó las virtudes y el esfuerzo de su esposa Carolina Cruz.

Hijos

El nuevo Inmortal del Deporte dijo a sus hijos que le dejaba el legado de ser honrados, trabajadores, humildes y de observar un buen comportamiento.

Esas palabras arrancaron lágrimas en algunos de los presentes, pues Pedro habló con el corazón y sabiendo la importancia de que necesita ayudar a la juventud por el mejor camino y entre ellos están sus hijos.

Dios

Como siempre, Pedro, al iniciar sus palabras, agradeció a Dios todo lo alcanzado en su brillante carrera.

Pedro nos hace grandes a todos.

Hasta mañana, si Dios quiere, dominicanos

Por Leo Corporan
El Nacional

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