La rebelión de la tribu

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Antes de empezar la temporada de Grandes Ligas, escribí un artículo en el que decía que los Indios de Cleveland iban a quedar en el segundo lugar de su división e iban a pelear uno de los dos Wild Cards de la Liga Americana. 
Coincidencia de la vida, al momento de escribir esta columna (luego del partido del miércoles), la tribu tiene un juego de ventaja sobre los Vigilantes de Texas por el segundo WC.

Recuerdo que analicé el tema con varios compañeros y ninguno estuvo de acuerdo con mi opinión sobre los Indios…y podría ser lógico: Cleveland venía de un record de 68-94 y había mejores equipos como Baltimore, Tampa, Yanquis, Toronto, Boston, Texas, Anaheim y Oakland.

Con el paso de la temporada, Cleveland ha demostrado algo que no se podía dudar y era su capacidad ofensiva. Las contrataciones de Nick Swisher, Michael Bourn y Mark Reynolds, unidos a Carlos Santana, Jason Kipnis, Michael Brantley y Asdrubal Cabrera, hacían pensar que el conjunto iba a aumentar notablemente sus oportunidades para fabricar carreras.

Reynolds solo produjo durante el primer mes, pero su bate fue clave para ganar encuentros que hoy le caen muy bien a la novena (las victorias de abril valen tanto como las de septiembre).

Swisher no ha sido lo que se esperaba, está en su peor año desde el 2008, pero, a pesar de su lesión en el hombro izquierdo, se ha mantenido levemente por encima del promedio de la liga. Mientras que Bourn ha estado muy por debajo con el madero y su defensa no ha estado a niveles anteriores.

Pero, aquí entra la creatividad gerencial: no es solo contratar grandes nombres que robustezcan tu equipo, sino piezas a bajo costo que puedan brindar resultados positivos en diversos roles. Eso representan Ryan Raburn y Yan Gomes para los Indios.

Raburn llegó a la organización vía contrato de liga menor. Parecía un pelotero del montón que lo único bueno que tenía era un OPS de .796 contra zurdos. Sin embargo, Ryan ha sido una de las principales sorpresas para la tribu en esta campaña. Ha sido un hombre capaz de jugar RF, LF y 2B, uniendo esto a grandes aportes ofensivos.

En el caso de Gomes, adquirido en un cambio con Toronto junto a Mike Aviles por Esmil Rogers, el brasileño ha hecho un gran trabajo en la receptoría.

Dotado de tremenda habilidad para soltar rápido la bola en sus tiros en los intentos de robo, Gomes tiene un 42% de corredores cazados y el pitcheo tiene un PCL de 3.61 (antes del miércoles) cuando él está guiándolo.

Hay que darle crédito a la gerencia de los Indians por esas adquisiciones, que, sin dudas, son un enorme “plus” ante los Shelley Duncan, Johnny Damon, Aaron Cunningham y Lou Marson.

Así como hay que darle su reconocimiento por esas dos firmas, también añadir a hombres como esos, junto a Swisher y Bourn, tiene notables beneficios que no se marcan en numeritos: el clubhouse.

Cleveland ha podido juntar hombres de alto carácter, energía y veteranía. Muchos se ríen que Jason Giambi esté jugando, pero no se imaginan lo clave que es su presencia en la cueva (además de un par de palos que ha dado para ganar juegos). Transmitir su aprendizaje de tantos años en la Gran Carpa es fundamental para un equipo que tiene varios jugadores con menos de 30 años de edad.

Swisher con su hiperactividad mantiene un ambiente sin tensión; todos saben la química que logra Terry Francona con los jugadores; y un Justin Masterson que, con su sonrisa y travesuras, siempre tiene a sus compañeros contentos.

En el lado de los abridores, los Indios han podido tener el resurgir de Ubaldo Jiménez, quien ha tenido tremendo desempeño en la segunda parte de la temporada; Masterson volvió a ser el líder que se esperaba; Scott Kazmir ha sido otra firma importante que ha dado buenos resultados; mientras que los jóvenes Zach McAllister y Corey Kluber se han ganado sus puestos y han aportado para que el equipo tenga una de las rotaciones más efectivas de la Liga Americana.

Algo fundamental para la novena es la capacidad de su pitcheo para ponchar bateadores. Cleveland ha jugado mala defensa, pero sus lanzadores pueden fallar bates (segundo en la Americana al retirar el 22% de los oponentes con ponches) y eso ha minimizado el daño en el fildeo. En postemporada es muy importante tener un staff de pitchers con repertorio de poder y los Indios tienen ese factor a su favor.

Si el conjunto quería lograr su ticket para octubre tenía que aprovechar el calendario que le tocaba en las últimas semanas y lo ha hecho de manera contundente. 

Ese record de 51-18 contra equipos por debajo de .500 lo tiene encaminado a los playoffs por primera vez desde el 2007 y le ha permitido lograr algo que le encanta a los equipos profesionales: tumbar vaticinios.
 
Por Daniel Rufenacht

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