¡Se vio inmenso!

 

 

Cuando un brazo obediente, inyectado de destreza escucha con atención lo que dicta tu cabeza para aplicarlo con precisión, y da la impresión de leer muy bien las intenciones de los bateadores, puedes lucir tan inmenso en la colina, como lo hizo el zurdo Cristopher Cooper, ayer, frente al Chinandega, reduciendo su ofensiva a cenizas durante siete entradas casi perfectas, mientras, el Bóer, con una sola arremetida en el quinto inning, construía esa victoria por 4-2 y tomaba las riendas de la Final (2-1) antes de encontrarse mañana con el temido Vicente Padilla.

 

 

urante cuatro entradas el derecho Juan Peralta, pistola en mano, se fajó con Cooper. El cero-cero parecía estar endureciéndose cuando salieron llamas de los bates indios. Doble de Elmer Reyes y triple de Marlon Abea, hirieron el pitcheo de Peralta adelantando al Bóer 1-0 en medio del largo alarido de la multitud. Sencillo impulsador de Holmann, sacó a Peralta del escenario, reemplazado por Julio Raudez. Robo de segunda por parte de Holmann, hit dentro del cuadro de Campuzano colocando hombres en las esquinas, otro robo efectivo, y cohete limpiabases de Calderón, establecieron una diferencia de 4 por 0.

 

En tanto, entre el boleto a Manuel Mejía en el segundo episodio, después del hit de Luany Sánchez, y el doble de Esteban Ramírez en el séptimo, el inspirado y dominante Cooper retiró a 15 consecutivos, ponchando a 8 en siete entradas. Todas las variantes ofensivas ensayadas, saltaron hechas astillas frente a su pitcheo, certero y cerebral. En el octavo, el timonel Julio Sánchez decidió utilizar los brazos de su bullpen.

 

¡Qué lío se armó! Fue como diría Dickens en su Historia de dos Ciudades, “pasar del mejor de los tiempos al peor”. Tres tiradores utilizó Sánchez en ese tormentoso octavo inning. Róger Marín, Elvin García y Diego Sandino, viendo recortarse la ventaja 4-2. Boleto a Manuel Mejía, un wild y triple de Iván Marín, le dieron vida al Chinandega. “No más”, dijo Sánchez, y quitó la pelota a Marín. Hit del incontrolable Batista contra Elvin García acercó a los Tigres 4-2. Las tribunas no podían ocultar su preocupación cuando entró Diego Sandino, un veterano de efectividad nada recomendable en la temporada. Sin embargo, forzó a Garth a batear para doble play.

 

En ese momento, Chinandega desapareció como amenaza. En el noveno, José Luis Sáenz respaldado por una buena gestión defensiva de Wilton Veras, obvió la presencia de Esteban Ramírez en tercera, después de hit, robo y error del catcher en tiro, para dibujar el cero de cierre, sellando el 4-2.

 

El partido quedó atrás, pero no el recuerdo imborrable de las dos grandes jugadas realizadas por Iván Marín, ese short stop graduado en acrobacias en el “Circo del Sol”. Su salto de pantera colgándose de esa pelota bateada por Campuzano con proyección hacia el jardín central en el tercer inning, y esa soltada magistral desde el aire con la mano enguantada, para el out improbable de Holmann en segunda; y en la otra entrada su zambullida hacia la derecha ahogando la pelota contra el piso, su recuperación instantánea y ese gran disparo desde la eternidad, sacando out a Veras. Las pinceladas de asombro que traza Marín ya son parte de la agenda de cada partido en que está involucrado. ¡Gracias muchacho!

 

dplay@ibw.com.ni

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