Esquinita MGM: El Licey 2011-2012 perdió porque no se merecía ganar

la-esquinita-mgmYa concluyó todo como se temía, aunque la esperanza se mantuviera viva.

El Licey perdió un partido de desempate jugado con baja calidad. Mal corrido de bases; malísima defensa, caracterizada por tiros malos y tiros tardíos a las bases; exceso de estrategias, cuyo resultado final es malas estrategias o estrategias incorrectas; nueve cambios de lanzadores, en ocasiones un lanzador para un solo bateador, como si ningún lanzador derecho no le hubiera sacado un out a un bateador zurdo o viceversa en toda la historia del beisbol; hasta hubo una estrategia ofensiva incorrecta que no se materializó porque el bateador de turno entregó el out 27 y el emergente ya seleccionado para sucederle, Alexis Gòmez. no llegó a tomar turno, ese emergente era un jugador de banco con pobrísimo rendimiento y muy pocos turnos tomados seleccionado por el dirigente SOLO porque era zurdo y el pitcher era derecho (Oh Dios..!!!!!, esa lógica fue una constante durante toda la temporada). Parecería como si nunca en la historia del beisbol un bateador derecho le ha hecho daño a los lanzadores derechos. Había uno en el banco, Carlos Triunfel,  que cuando le dieron juego dio dos jonrones y varios imparables más y el Licey ganó cinco juegos corridos, pero llegaron unos gordos sin compromisos en otras ligas y varios del equipo que estaba ganando fueron sentados. Lógico, verdad?.

Pero la falta de merecimientos indicada en el título de esta columna no se circunscribe al último juego de la temporada para el Licey, sino que fue una constante que arropó al equipo durante todo el año. Veamos.

Pobrísimo clima organizacional, sobre todo en el clubhouse, originada por una estrategia del primer manager, Rafael Landestoy, basada en una disciplina impuesta a rajatablas desde arriba y no en un respeto ganado desde abajo.

Aunque lo siguiente es principalmente imputable al carácter imperial del MLB, ver mi Esquinita sobre este tema, hubo una ausencia total de los jugadores estelares claves: Bonifacio, Bautista y Erick Aybar, para no mencionar los lanzadores Mármol, Irving Santana y Ubaldo Jiménez. Para colmo, Erick, nacido un 14 de enero, entró a jugar al final del Round Robin y el equipo le dio permiso para no viajar a Santiago (Aguilas 3-Licey 0) y celebrar en Baní su cumpleaños a tres orquestas. Miguel Tejada, otro banilejo, nació el 25 de mayo y, por tanto, su cumpleaños cae en plena temporada de grandes ligas, y yo no recuerdo que su equipo le haya dado permiso para perderse un juego y celebrarlo. No es de dudar, sin embargo, que esa haya sido una condición de Erick para entrar a juego poniendo a la Directiva en la disyuntiva de eso o “no Erick”, pero, desafortunadamente, esos detalles no los conocen los fanáticos.

Nunca hubo un Licey estable en el terreno y, en consecuencia, tampoco hubo una alineación estable. Me gustaría investigar si el Licey jugó más de dos juegos consecutivos con la misma alineación. Anderson Hernández fue el único jugador de posición que estuvo presente en el terreno de principio a fin.

Tuvimos tres receptores importados simultáneamente; perdí la cuenta de cuantos jugadores diferentes defendieron la primera base en la temporada; si me preguntaban antes de un juego quienes yo creía que iban a ocupar los tres jardines tenía como cincuenta combinaciones diferentes para adivinar. Así no se puede llegar a ninguna parte y si casi se llega se pierde el juego de desempate.

Un chorro de importados diferentes, sobre todo al final de la temporada. Mi hijo Miguel se niega a llamarles “refuerzos” a los “importados” y razones no le faltan. Muchos de ellos, más que aportar lo que hicieron fue dañar. Para la mayoría, la liga les quedó grande desde que se bajaron del avión. Y es que, batear 300 en la liga mexicana o en la de Puerto Rico no garantiza nada para la liga dominicana, y más si el importado tiene edad de abuelo y cuerpo de softbolista.

Y qué decir, o qué no decir de la dirección en el terreno? Ay mi madre, cuantas metidas de pata. Parece ser que los dos managers que tuvo el Licey en esta temporada son los únicos managers del mundo que tienen copias impresas del famoso “librito” que nadie ha visto nunca.

Juegos pobremente dirigidos o sobredirigidos; cambios de lanzadores inoportunos, en más de una ocasión un bateador más tarde de lo debido y ya con el daño recibido, y en muchas otras tres y cuatro veces más lanzadores que innings cubiertos por ellos mismos; el “juego chiquito” en los primeros innings, aún con la tanda gruesa bateando y ventaja en el score y el lanzador contrario a la defensiva; jugadores olvidados en el banco que debieron tomar más juego y quinientas firmas más.

Y del corrido de bases? Ahí se hizo historia. Sugiero leer mi esquinita “Efectos negativos de una comunicación deficiente”  para que vean que pudimos haber quedado en el segundo lugar dos juegos por encima de las Aguilas Cibaeñas sin necesidad de juego de desempate.

De modo que, si la derrota del jueves 19 en Santiago sorprendió a alguien, entonces esa persona es de las que se sorprenden si juegan un loto y no se sacan nada.


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mgilmejia@licey.com

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